El 20 de mayo de 1990, el dibujante Bill Watterson daría un discurso de graduación en su universidad de Kenyon College. Era ese el mismo atril en el que el escritor David Foster Wallace leería Esto es agua, 15 años más tarde. Watterson, famoso por la tira cómica de Calvin y Hobbes, compartió en este precioso discurso su filosofía vital.
El texto completo puede encontrarse en la web del MIT.
Los misterios. Kapital. 24.02.24.
The complete Calvin and Hobbes. Bill Watterson.
The mysteries. Bill Watterson & John Kascht.
Kenyon College
Sobre el mental playfulness, lo que podríamos traducir como mente juguetona.
Si algo he aprendido en el oficio de dibujante es la importancia de jugar para ser creativo. Mi trabajo consiste en generar 365 ideas al año. Si quieres descubrir lo poco interesante que eres, búscate un trabajo donde la calidad y frecuencia de tus pensamientos determine tu salario. Yo comprendí que la única manera de seguir dibujando todos los días, año tras año, era dejar que mi mente divagara hacia nuevos territorios. Para lograrlo, tuve que cultivar una mente juguetona. Nadie nos habla de la importancia del proceso creativo, que va mucho más allá de la búsqueda de distracciones, y más bien trata de cómo restaurarnos y expandirnos. Nuestra idea de descanso es con frecuencia la de dejarnos caer frente al televisor y dejar que su idiotez complaciente licue el cerebro. Silenciar esa voz interior no te rejuvenece, porque la mente es como la batería de un coche: se recarga con el movimiento. Es posible que te sorprenda ver como la rutina diaria y las obligaciones mundanas absorben tus horas. Es posible que te sorprenda estar inmerso en hábitos, en lugar de pensamientos o investigaciones. Es posible que te sorprenda observar tu vida a través de las expectativas de los demás, y no en una serie de preguntas. Es posible que te sorprenda la rapidez con la que leer un buen libro pasa a ser visto como un lujo. En la escuela, todos los días te presentaban nuevas ideas. En el mundo real, tienes que encontrar la motivación interior para buscarlas por tu cuenta. Puede ser que nunca tengas que capturar ideas y exprimirlas, pero a las personas brillantes y creativas se les suele pedir que generen ideas durante toda tu vida. Dejar que tu mente juegue es la mejor manera de resolver problemas. Para mí, ha sido liberador ponerme cada día en la mente de un niño ficticio de seis años, redescubriendo así mi propia curiosidad. Me ha sorprendido cómo unas ideas conducen a otras cuando dejo que mi mente juegue y divague. Ahora sé muchas cosas sobre los dinosaurios y esa información me ha ayudado a superar varias entregas. La mente juguetona es curiosa, y aprender es divertido. Si satisfaces tu curiosidad natural y conservas una sensación de diversión en cada experiencia, debes saber que la mente funcionará como un amortiguador para el camino lleno de baches que tienes por delante.
Sobre la crueldad de un trabajo sin propósito, con el único fin de pagar las facturas.
Durante años no recibí más que negativas y me vi obligado a aceptar un trabajo real. Un trabajo REAL es un trabajo que odias. Diseñé anuncios de automóviles y de comida en el sótano sin ventanas de una tienda, y odié cada minuto de los 4 millones y medio de minutos que trabajé allí. Mis compañeros se preocupaban por fichar en el momento preciso y así ganar 20 centavos extra. Era fascinante: después del descanso, el equipo se quedaba en la sala donde había el reloj y esperaba el último clic. Y también yo, después de que mi viejo coche necesitara una reparación en la junta de la culata, también me esperé en la sala. En Kenyon daba por sentado que la gente que me rodeaba pensaba en algo más que el último episodio de Dinastía. Supongo que vivía en una torre de marfil. Después de unos meses en ese trabajo, mi mente estaba tan hambrienta que durante la pausa del almuerzo recuperé las novelas policíacas que nunca había podido terminar cuando estudiaba aquí. Algunos de esos libros eran realmente interesantes. Fue un duro golpe ver lo vacía y robótica que puede llegar a ser la existencia cuando no te importa lo que estás haciendo, cuando la única razón por la que estás allí es para pagar las facturas.
Sobre el proceso creativo, disfrutar el camino es la única manera de llegar a tu destino.
Te cuento todo esto porque quiero que sepas que no existe tal cosa como el éxito de la noche a la mañana. Harás bien entonces en cultivar recursos que generen en ti felicidad, fuera del éxito o el fracaso. La verdad es que la mayoría descubrimos hacia donde nos dirigimos el día que llegamos. Es en ese momento que nos damos la vuelta y decimos, sí, obviamente ese ha sido mi destino todo este tiempo. Es una buena idea disfrutar del paisaje en los desvíos, porque es probable que tomes algunos. Aún no he dibujado esta tira cómica tanto tiempo como me llevó conseguirla. Aguantar cinco años de negativas para conseguir un empleo requiere una fe personal que roza el engaño. Eso, o hacerlo por amor al trabajo. Yo lo hice por amor al trabajo. Los cinco años sin cobrar por mis historietas me recuerdan que la diversión por el dibujo no estaba en el dinero, estaba en el trabajo. Este resultó ser un descubrimiento clave cuando finalmente llegó mi golpe de suerte.
Sobre la existencia verdadera y las mil trampas que están esperándote.
Tener una carrera envidiable es una cosa y ser feliz otra muy distinta. Crear una vida que refleje tus valores y satisfaga tu alma es un logro poco común. En una cultura que promueve sin descanso el exceso como estilo de vida, a una persona feliz trabajando en lo suyo se la considera excéntrica, cuando no desestabilizadora. La ambición solo se comprende cuando se trata de subir a la cima de alguna pirámide imaginaria del éxito. A la persona que acepta un trabajo poco exigente para así disponer de más tiempo para sus intereses se la considera rara. A la persona que abandona su carrera para quedarse en casa y educar a sus hijos diremos que no está a la altura de su potencial, como si el puesto y el salario fueran el único medidor del valor humano. Te dirán de muchas maneras, algunas sutiles y otras no tanto, que sigas subiendo y que nunca estés satisfecho con lo que haces, con lo que eres, con lo que tienes. Hay un millón de maneras de venderte y te garantizo que las escucharás todas. Inventar el significado de tu propia vida no es tarea fácil, pero debes saber que sigue estando permitido, y serás feliz por las complicaciones.
Bill Watterson.
Mi héroe.
Joan Tubau — Kapital