El interés compuesto es la mayor trola financiera jamás contada. No cuestiono la fórmula matemática, sino las expectativas que se depositan en ella. La idea que ahorrando 100 euros al mes en un fondo indexado alcanzarás la libertad financiera. «Einstein dijo que el interés compuesto es la octava maravilla del mundo». Ese hombre nunca dijo eso. Einstein era físico, no asesor del Mediolanum. Nolan está preparando ya la segunda parte de Oppenheimer con un family banker. El problema, como siempre, es el cuento de la lechera, las expectativas infundadas. La fórmula es correcta, lo único que digo es que, con los ingresos que hoy presentas, no te veo yo jubilándote antes de tiempo. Las secuoyas, que viven más de mil años, pueden esperar pacientemente el crecimiento exponencial de los intereses acumulados. Tú no tienes ese margen. Ahorrando 100 euros al mes con un retorno anual del 10% alcanzarás el millón en el año 2069. ¿Por qué quieres todo ese dinero cuando ya no se te levante?
General Sherman
General Sherman vive en el Parque Nacional de Sequoya, en la cordillera californiana de Sierra Nevada. General Sherman mide 88 metros de alto y 11 de ancho. General Sherman es la secuoya más querida por el pueblo americano. No es el árbol más alto, título que ostenta su primo norteño el Hyperion, con 118 metros, en el Parque Nacional de Redwood, pero es uno de los más voluminosos. Las secuoyas viven varios siglos, a veces milenios. General Sherman tiene más años que Jesucristo. Tu esperanza de vida, sin embargo, no supera los 83. 80 si eres hombres. 86 si eres mujer. Sí, ya sé que piensas que tú no te vas a morir (yo pienso lo mismo), pero ese día llegará, más pronto que tarde. Quizá no serán 83, quizá con suerte llegues a los 97. Quizá con un tratamiento rejuvenezcas tus células, quizá pronto encuentren la cura del cáncer, pero en algún momento todo terminará, atropellado por un tranvía o ahogado en un tsunami. No eres una secuoya y eso tiene consecuencias en la gestión de tus finanzas. Es este un concepto del gran Jesús Arroyo. El interés compuesto del ahorro, el crecimiento exponencial de los intereses acumulados, tiene todo el sentido del mundo cuando eres un árbol milenario. Solo debes ser paciente tres o cuatro siglos para luego disfrutar de la vida con un patrimonio envidiable. El interés compuesto del ahorro no tiene tanto sentido cuando tu carrera laboral, en la que se construye el capital, suele durar tres o cuatro décadas. Vivimos solamente unos pocos años y por eso tenemos que ser cautelosos en la gestión del dinero. Por eso tenemos también que disfrutarlo.
La fórmula del interés compuesto
Kapital celebra la mentalidad austera pero no quita el ojo del verdadero objetivo: la libertad financiera. Lo que buscamos es la ruta más directa. He hecho los números y siento decirte que, en la fórmula del interés compuesto, el capital inicial y los ingresos mensuales son mucho más determinantes que la disciplina en el gasto. De poco sirve que ahorres la mitad del salario si lo que cobras son mil euros escasos. No hay interés compuesto que salve esto, en la esperanza de vida de un humano. Te animo a sacar tus números con la calculadora exponencial y me dices si te salen las cuentas. El problema en España lo tenemos con los bajos ingresos, no con los gastos exagerados. Yo tampoco quiero la libertad financiera si solo es sostenible viviendo como una rata. Mi consejo es que dejes de estudiar oportunidades de inversión en empresas japonesas y que te pongas a trabajar de una puta vez. Te metiste tanto el chip de la austeridad que te olvidaste de ganar pasta. Entiendo la popularidad del discurso porque esta es la estrategia que utilizan nuestros políticos: es más fácil decirle a la gente que recorte en calidad de vida antes que buscar nuevas vías de ingresos. El primero exige simple racionalización, convencerte que no eres pobre aunque compartas piso con canas. El segundo exige planificación, esfuerzo y compromiso. A mí no me preocupa tanto la disciplina en el ahorro, sino mi capacidad de generar ingresos. Y te digo esto manteniendo la filosofía del Sandero, que cuestiona todo gasto en postureo. No voy a retirarme porque busco el propósito en un trabajo. Mi única obsesión es el desarrollo de habilidades diferenciales y la construcción de una reputación en el mercado. El capital humano, que defiende el profesor Bastos, marcó, marca y marcará la diferencia.
A mi Twitter financiero le encanta el mensaje de que cada céntimo cuenta. David Bisbal desarrollaba la idea en el podcast de Roberto Mtz. El cantante defendía la importancia de ahorrar «un poquito» todos los meses para así alcanzar la libertad financiera. Te olvidas de un pequeño detalle: el poquito de Bisbal es tu salario de un año. Puse el tuit y picaron todos los bots. Nacho CFA Level 2 me dijo que si hubiera invertido un dólar en la bolsa americana de 1874 hoy sería millonario. Axel Quant PhD me contó su ultimate life hack de vivir debajo de un puente para así acumular acciones con dividendo. El Frutero Inversor me mandó su ebook gratuito Cómo hacerte rico invirtiendo en Telefónica. Todos utilizaban copy con tono malote y compartían link de afiliado a un bróker armenio. La libertad financiera se conquista referral a referral. Presumen en redes de la superioridad moral de su modelo, rajando siempre del ladrillo. El megachad boomer, con las rentas de 14 pisos, se mea en la estrategia diversificada. Él no cobra dividendos de 26 céntimos porque prefiere los mil euros en negro de un zulo fuera de la M30. Twitter financiero es la gran mamada colectiva de los empollones obedientes. Los que sacaron buenas notas para luego fracasar en un mercado que exigía conocimiento práctico. La economía se hunde y tu cartera viene detrás. De todas las medias verdades que se difunden, la de promediar un 10% es la más tramposa. Buffett lo hizo, pero tú no te llamas Buffett. Las bolsas subieron en los últimos años pero nadie sabe lo que pasa a partir de mañana. Esté preparado por si llega la caída. La secuoya podrá contarlo. Tú, con el indexado al IBEX, no te recuperas.
Joan Tubau — Kapital