Preferencias reveladas
Los precios coordinan la escasez. La gente pide taxis en Nochevieja y el mercado puede dárselos. El surge pricing de Uber garantiza la disponibilidad a un precio más alto. La nueva tarifa atrae a nuevos conductores en un sector sin barreras de entrada. La alternativa es el precio regulado. La patronal del taxi limita el número de licencias para garantizarse beneficios de monopolista. La demanda de Nochevieja, con tarifas rígidas, se traduce en largas colas para los usuarios. El mercado, criterio personal, es un modelo superior. En un contexto de guerra, la economía sufre el mismo problema de escasez. Disminuye la oferta y sube el precio. Y el consumidor se enfrenta a la decisión de si comprar gasolina más cara. Para la clase media el dinero presenta un coste de oportunidad. Si sigues utilizando el coche tienes que dejar de ir al teatro. Es bueno que tú tomes la decisión porque conoces las preferencias mejor que nadie. Un precio alto incentiva un uso eficiente del recurso, cuando todo está caro ya no consumes sin pensártelo antes. Yo sigo con mi Sandero pero he decidido moverme menos y conducir despacio, con el nudge de la consola central informándome del consumo medio. Salgo antes de casa. Respeto el límite de velocidad. Y llego a tiempo.
Los precios son un simple mensajero. El elevado precio de la vivienda, en ausencia de burbujas, nos dice que debemos construir más casas. El político suele cortar la cabeza del pobre emisario, ignorando la señal, para complicar la asignación tomando el control del mercado. Los precios han fluctuado desde el primer intercambio registrado y yo me pregunto: ¿qué tiene de malo que el petróleo esté caro? Un precio solo informa de la escasez. Debemos entonces reducir el consumo o buscar nuevos ofertantes. A corto plazo, la primera opción es la más realista. No puede decirlo Ana Botín porque tiene un jet privado pero sí puedo publicarlo yo en Kapital: para no pasar frío este invierno cómprate una manta. No necesitas, si vives en Barcelona, poner la calefacción a 25 grados. El alto precio del petróleo es a la vez un estímulo para invertir en el desarrollo de energías renovables, incentivo inexistente con combustibles fósiles baratos. No existen fallos de mercado sino oportunidades de negocio. Los empresarios encontrarán nuevas fórmulas para los clientes necesitados. El último barril valdrá 0 euros. La solución al cambio climático, paradójicamente, es un petróleo disparado.
La escasez de tiempo
¿Estás gastando tu tiempo correctamente? La economía estudia la gestión eficiente de los recursos. De todos ellos, el tiempo es el más escaso. Cualquier viejo millonario se cambiaría sin pensárselo por un joven arruinado. Tienes la obligación moral de invertirlo con gente interesante. La vida es un regalo y si así no lo entiendes desperdiciarás los días en reuniones con personas que conducen un BMW y leen el último libro de Harari. A veces por inercia, a veces por presión social, perdemos el tiempo en absurdos proyectos con absurdas tareas en absurdos lugares, obedeciendo las absurdas órdenes de absurdos ejecutivos en absurdas corporaciones sin alma. Séneca se cuestionaba por qué la gente es avariciosa con el dinero pero no con el tiempo, por qué ahorra con disciplina para luego regalar su presente al primero que pasa por delante. La crisis plantea la inevitable pregunta: ¿qué mierdas estoy haciendo con mi vida? La guerra, el incremento de los precios, obliga a tratar el tiempo con el debido respeto. Todo cambio empieza por el agradecimiento. Yo debería pasar más tiempo con mis padres, escuchar sus historias, devolverles una pequeña parte del amor que me dieron. Yo debería leer libros antiguos. Yo debería construir una casa con mis propias manos. Yo debería alargar la sobremesa. Yo debería vivir en Buenos Aires y visitar la Tierra del fuego. Yo debería escribir más. Yo debería trabajar menos.
Los precios, si sabes interpretarlos, te ayudan a tomar la decisión correcta. ¿Cuánto vale un iPhone 13? No son 800 euros, son 20 días de tu trabajo. Sería sin embargo un error elegir carrera fijándote únicamente en el salario. La ganancia marginal de la promoción (500 euros) no siempre compensa el tiempo sin jugar con tu hijo. Llevo 8 horas seguidas escribiendo esto. Y no lo hago pensando en el dinero. La crisis destapa los precios reales, con el diesel a 2 euros suprimes viajes innecesarios. Algunos necesitan una guerra mundial para ahorrarse sus compromisos sociales. Hazlo simple: si no te cae bien no vayas a la fiesta de aniversario. ¿Por qué perder la tarde del sábado en un centro comercial? ¿No tienes nada mejor que hacer que comprar un quinto par de zapatos? El tiempo es oro. Lo desconocemos a los 20, lo rellenamos sin criterio a los 40 y lloramos a los 60. Incapaces de decidir, atrapados en expectativas profesionales, internas y externas, el incremento de los precios es para muchos una bendición. El salario no paga el alquiler. Dimite de tu posición y lárgate de este país en decadencia.
La vida es lucha
El dinero no compra la felicidad. Nuestros padres tuvieron menor poder adquisitivo y no por ello fueron menos felices. Las encuestas son constantes: el 30% se declara ‘muy feliz’ y no sube el porcentaje. Una explicación es que somos animales sociales en un juego de suma cero, solo satisfechos si ganamos más que nuestro cuñado. La segunda hipótesis es que una vida más cómoda no es necesariamente una vida mejor. ¿Quién quiere la aburrida existencia de los humanos de WALL-E? El bienestar no resuelve el problema último del propósito, que no encontrarás en compras materiales. Aparece el autoengaño, en la carrera y en las rebajas, racionalizando ex post las malas decisiones personales, convenciéndote que sí quieres la vida que no quieres, entregando tus mejores años a una multinacional que monetiza las inseguridades de niñas. Tú dirás que participas en la revolución tecnológica. Ese dinero, bien empleado, podría darte posición pero te lo gastarás en la carrera de la rata. El drama de mi generación es que vuela con Ryanair porque no le llega para la casa. El maestro Séneca de nuevo: «Quien está en todo lugar no está en parte alguna. A los que pasan su vida corriendo por el mundo les viene a suceder que han encontrado muchas posadas, pero muy pocas amistades». No encuentras la tranquilidad en el poliamor ni en tus viajes lugar en el que quedarte. No puedes huir de tus problemas. Porque no puedes huir de ti mismo.
Nassim Taleb afirma que la procrastinación es una defensa natural frente al absurdo mundo moderno. Procrastinas en la falta de propósito y en la procrastinación (¿a qué dedicas ese tiempo?) se esconden las preferencias honestas. Los adolescentes procrastinan en el instituto y los adultos procrastinan en la oficina pero nadie procrastinaba en la Edad de piedra porque no había allí tareas inútiles, cazando el mamut o escuchando leyendas alrededor de la hoguera. No procrastina Zelenski porque el hombre tiene una misión: proteger la tierra de sus abuelos. El intelectual occidental, quien lleva tragando desde que tiene consciencia, se encuentra con un luchador eslavo y le toma por enfermo. La guerra en Europa es un aviso (un terrible aviso) para que te dejes de gilipolleces y vivas la vida que quieres. ¿El malestar físico que sientes en el atasco? El cuerpo transmitiéndote que estás malgastando tu tiempo. Zelenski nos recuerda, desde su búnker de Kiev, que el mayor desgraciado puede resarcirse en una decisión presente. Elige con determinación, cuando caen las bombas, desaparece la cobardía, no puede engañarse en ese último instante, en su último suspiro. Llega la guerra, suben los precios y tomamos por fin el camino difícil. Los ojos del líder, que no conocen el miedo, muestran la verdad en el conflicto. El propósito es un compromiso irracional, combatiendo enemigos invencibles. Lucha el orgulloso pueblo ucraniano en el esplendoroso incendio y sabe Zelenski que tarde o temprano caerá y no por ello hinca la rodilla. De eso trata el amor. De eso trata la vida.
Kapital Podcast
Escucha el podcast en tu plataforma habitual:
Spotify — Apple — iVoox — Simplecast
K21. Gonzalo Gómez Bengoechea. Modelos económicos.
K22. Guillem Fernández Gellida. La conjura de los necios.
K23. Hugo Ferrer. Momentum bajista.