Long $TWTR
Quería comprar 100 acciones de Twitter. Raramente compro acciones. No tengo tiempo de estudiar balances. Tampoco sé identificar ventajas competitivas sostenibles en el tiempo. Añádele peligros ocultos, como el riesgo geopolítico o las mentiras del equipo directivo. Soy un firme defensor de la indexación y sin embargo quería entrar en Twitter, pero Elon se adelantó en la compra y yo me lo tomo como una señal para olvidar el stock picking. ¿Qué tiene de raro esa acción? Mi método es puramente intuitivo. No miro ingresos ni evolución de usuarios, no me fijo en los números, solo me interesa el producto revolucionario. Un mal producto con millones de usuarios termina, tarde o temprano, desplomándose. Todo buen producto infravalorado espera paciente el rally del mercado. Instagram es una empresa perniciosa que juega con las inseguridades, que se sostiene en la envidia y la soberbia. Twitter es algo distinto, es el nuevo foro romano. El timeline cronológico genera valor y la propuesta disruptiva siempre gana en el largo plazo. Soy usuario desde 2010 y puedo decir que me cambió la vida. Descubro conceptos fascinantes y conozco personas increíbles, para luego participar en el debate público creando y curando contenido. Es el lugar al que voy cuando ocurre algo, no por los memes (¡que también!) sino por un timeline que cuenta la noticia mejor que el periodista de la CNN. Twitter rompe el monopolio de los medios con un canal superlativo. Te filtra el ruido si seleccionas tus follows con criterio.
Los directivos de Twitter no utilizan el producto. El CEO fulminado, Parag Agrawal, ha escrito 20 tuits en lo que va de año. Es como si el jefe de BMW fuera en bicicleta al trabajo. Nada podía decidir porque nada sabía de sus usuarios. Elon domina el código y por eso identifica la oportunidad, entiende el producto y lo monetiza de forma honesta. En la confusa sociedad moderna la libertad de expresión es el único posicionamiento válido. No me pongas banderitas, deja de controlar el mensaje, los directivos woke manipulan en redes lo que pierden en democracia. Elon entiende que la independencia es su fortaleza y el tuit del jueves refuerza el compromiso. El usuario conoce mejor que el algoritmo sus auténticas prioridades. Elon ha hecho más por Twitter en un día que el consejo de dirección en diez años. No intentes innovar cuando tu producto es ya la caña, basta con adaptarlo a los nuevos formatos. Yo me cargaría al equipo de producto y dejaría a los cuatro de mantenimiento. Colgaría un cartelito en el lobby: no toques nada. Es un problema de incentivos: cuando te pagan por tomar decisiones, tomas decisiones por encima de tus posibilidades. Los MBA siempre mirando la métrica equivocada. En la universidad solo les enseñaron a capturar la renta del accionista y ahora torturan los datos para cobrar el bonus a corto plazo. No hay más engagement, gilipollas, simplemente has activado el autoplay arruinando mi experiencia de usuario. Warren Buffett compra empresas que puedan sobrevivir con un mal gestor porque sabe que es cuestión de tiempo que llegue. Twitter lleva la máxima al siguiente nivel. Nunca nadie al mando y la cosa sigue milagrosamente funcionando.
La madriguera
Mi única petición al jefe: timeline cronológico con los tuits y los retuits de los perfiles que sigo. Ahora es un despropósito, es una lucha constante contra el ruido. Meto los trending topics de Pakistán para no distraerme en la actualidad española. ¿De quién fue la idea de los círculos? Del mismo tarado que pensó el Super Follow. ¿Qué mierdas es Twitter Blue? Quiero el nombre del usuario que pagó por eso. Los molestos anuncios merecen capítulo aparte. Con 100.000 tuits, ¿no deberías ya conocer mis gustos? «Te interesa seguir a X». Después de 12 años créeme si te digo que no quiero verle la cara. El burócrata mantiene la ilusión del conocimiento y a pesar de todo yo salgo contento. El producto va por encima. Twitter gana a los competidores en su propio terreno. Funciona mejor que Facebook para encontrar amigos. Funciona mejor que Tinder para encontrar pareja. Funciona mejor que LinkedIn para encontrar trabajo. Funciona mejor que Instagram para encontrar felicidad verdadera. En Twitter no existe el postureo. «Lo que importa no es lo que una persona tiene, es lo que tiene miedo de perder». A esta jungla no se acerca el consultor de McKinsey porque a la primera tontería un Fat Tony le pone a sitio. Se le pasan las ganas de seguir rellenando slides con la palabra sinergía. Boris Johnson, en su pasional discurso de despedida, dijo que Twitter no representa la sociedad. Se equivoca. Twitter representa lo poco que queda de ella. Nassim Taleb escribe que en la política local se roba menos porque sabes dónde vive el alcalde. Al político que se esconde le vigilamos de cerca. No te quepa la menor duda que esta es la red que cerrarán el día que ardan las calles. Twitter es la irreductible voz del pueblo que lucha. Aquí se organiza la subterránea disidencia.
El descubrimiento accidental es la característica diferencial de Twitter. Yo sigo a personas singulares y esas personas me presentan a sus amigos. El interés compuesto es una realidad en esta frenética persecución de ideas. Todo encuentro esconde una verdad cuando miras el mundo con los ojos de Alicia. La exploración desinteresada, como el paseante perdido en sus pasos, te lleva a lugares que no sabías que existían. Lugares que nunca hubieras encontrado por mucho que hubieras querido. Esa es la parte bonita. Las mayores oportunidades, visitando Roma o trabajando en Madrid, ocurren fuera del plan original. Tienes la obligación de mantener los ojos abiertos y darte luego posición para perseguir al conejo. Los product managers dificultan con cada 'mejora' ese bonito proceso de descubrimiento, priorizando un algoritmo que nada entiende. Mis intereses son los de mis seguidores, a ellos todo se lo debo. Elon, que es muy listo, ofrece al usuario la libertad absoluta para explorar y definir un camino, dentro los límites de la ley, no los que marque Vijaya. Yo voy con todo, consciente que la libertad conlleva un riesgo. Estoy convencido que merece la pena correrlo. Twitter es seguramente un infierno pero ignoran los haters que Elon busca ese fuego. El mercado hubiera pagado 500 dólares por la acción y él compra hoy por 54 con 20. Ese timeline es tan potente, con un punto enigmático, que una vez caes no puedes dejar de mirarlo. Llevan años empeorando la experiencia de consumo y a pesar de todo tú sigues entrando. No existe mayor señal de valor. Es un producto antifrágil, que más fuerte se hace cuando intentan cargárselo. Twitter es el mejor invento del siglo XXI.
Joan Tubau — Kapital
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