La cartera nuclear
El reloj del juicio final marca el riesgo percibido de guerra nuclear. Se actualiza dos veces al año en el Boletín de los Científicos Atómicos y es una buena analogía de la proximidad del abismo. La medianoche indica la completa aniquilación de la humanidad y lleva adelantándose de forma preocupante en las últimas décadas. La crisis de los misiles de 1962 fue el momento en el que más cerca estuvimos de desaparecer, en un accidente militar entre los gobiernos de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Los americanos descubrieron misiles en la isla de Cuba y Kennedy y Khrushchev negociaron una salida diplomática en un clima de enorme tensión. El profesor Montes, en el podcast de Kapital, explica cómo un bloqueo naval permitió enfriar el conflicto. En Wall Street recuerdan al trader que compró en el momento más grave de la crisis, con la bolsa desplomándose. Cuando sus colegas le preguntaron que qué hacía, él compartió su razonamiento: «Si no lanzan el misil el mercado rebotará y si lanzan el misil no tendré que preocuparme de devolver ese dinero». La amenaza atómica sigue vigente, a 100 segundos del fin del mundo. El biólogo Edward Wilson, recientemente fallecido, era pesimista. «¿El problema de la humanidad? Emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología futurista».
¿Qué activos incluye mi cartera nuclear? No recomendaría dinero en el banco porque si cayeran los servidores desaparecerían las cuentas. Sí tendría valor el dinero físico, especialmente los dólares, aunque Powell se llevara al búnker la impresora. Las acciones caerían a plomo y tampoco valdría nada ese papelito de deuda llamado bono. ¿Qué hacemos entonces? Existen distintas posibilidades. Yo invertiría en energía y alimentos. Compraría mil litros de gasolina y construiría un corral con gallinas. Kiyosaki acumula ya latas de atún. Tus abuelos llenan la despensa porque recuerdan los jodidos años 40. El bitcoin demostraría su antifragilidad y el lingote de oro, no un título de propiedad, mantendría su precio. Si todo esto falla, mi última carta es el IBEX 35. El índice contracíclico por excelencia: pierde en fase de expansión y sube en conflicto nuclear. Rise and shine de los directivos patrios. Josep Oliu apuesta por una banca blockchain sin entender qué significa la palabra, Sánchez Galán instala placas fotovoltaicas para el invierno nuclear (¡líder ESG!) y Álvarez Pallete, asesorado por McKinsey, cumple su sueño y se convierte en twitstar motivacional. Una alternativa pasa por gastártelo todo. Un estudio fascinante demuestra que incrementa el carpe diem en un contexto atómico. La gente, que es siempre racional, ahorra menos con la amenaza de la bomba. La psicosis es una política de consumo keynesiana. Aunque mejor no darle ideas a Krugman, que te organiza una guerra para salir de la crisis.
28 días después
En los videojuegos aprendí todo lo que necesito para sobrevivir en un mundo postapocalíptico. Allí encuentro la asignación óptima de la cartera. No quiero acciones ni tampoco bonos. Todo lo que quiero son armas automáticas, plantas medicinales y monedas de oro. Y bidones de gasolina. Llevo en la mochila un machete desgastado y una lámpara de aceite para el pasaje secreto detrás del cuadro. La muerte llama a la puerta pero yo le digo que vuelva mañana. Después de invertir las horas de mi adolescencia jugando a la Play (¡con mejor retorno que el instituto!) hoy domino el noble arte de la caza de zombies. Comparto esa información privilegiada. No despilfarres munición en rivales menores, en este entorno hostil los recursos son escasos. En los videojuegos, igual que en la vida, uno debe escoger sus batallas. Lo siento mucho compañero inseparable de viaje, pero no podemos ser amigos si te mordió un monstruo en la última avalancha. El error fatal es conservar una pequeña esperanza. No te escondas, no huyas, no temas el inevitable conflicto, Nemesis te encuentra y tú disparas la primera bala. Llega el invierno y el cuerpo aguanta lo que nunca imaginaste. The last of us te anima a persistir en las dificultades y Bloodborne te enseña que la frustración es parte indispensable en el proceso de crecimiento. Hashtag: salimos más fuertes. El cine de serie B complementa el aprendizaje. La llave de la motocicleta está escondida en la morgue y el lanzallamas mata los bichos grandes.
No es tuyo si no puedes defenderlo. No existe la justicia en Raccoon City, prevalece el derecho natural, la ley del más fuerte. ¿Has visto el vídeo del escalador y el oso? Sale vivo porque grita como un loco. El instinto animal le salva de morir descuartizado. A pesar de los bellos cantos de sirena, yo nunca olvido que este mundo me quiere muerto. No son las garras del animal lo que me preocupa sino la envidia de la mujer, la avaricia del hombre. «En una sociedad en la que el mayor lujo es darte los medios de evitar a los demás». La frase es de Houellebecq. Aunque nunca llegue la guerra, no malgastes un minuto más en gente que no merece tu tiempo. El lujo es la soledad. El lujo es la tierra. El lujo son los metros de separación entre tu casa y la verja de acero. En todo videojuego adquieres, tarde o temprano, una propiedad fortificada, desde allí te aseguras raciones en el huerto y construyes tu arsenal para enfrentarte al gran jefe. @SebTundis me mandaba el libro The zombie survival guide y @TdeSalort el bestial registro Survivor library. Trucos para sobrevivir en el armagedón nuclear, desde la elaboración de un motor de combustión hasta el diseño de una trampa para hienas. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Kapital empezó como un blog sobre finanzas personales y hoy comparto un manual para fabricar granadas caseras. Bienvenido a la nueva y última fase del capitalismo. Más peligrosa y más entretenida. Kim Wexler también desea la bomba, odia cada segundo de su perfectamente organizada nueva vida en Florida. Yo no tengo dudas, no quiero la hipoteca a 35 años de un adosado. Antes prefiero al zombie de vecino que al consultor pijo que lee el correo en el Apple Watch.
Joan Tubau — Kapital
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