El cisne negro
No intentes comprender el mundo moderno. La economía es impredecible porque las decisiones interconectadas generan efectos de segundo orden. Una acción irracional, que nadie pudo prever, ni tan siquiera el mismo agente, instiga una respuesta emocional. Así empiezan las peleas, las disputas escalan rápido. Nadie esperaba la Primera Guerra Mundial y sin embargo era inevitable, en la carrera armamentística de la Europa nacionalista. Todo riesgo es silencioso. A posteriori lo veremos claro. Nassim Nicholas Taleb, maestro de la incertidumbre, estudia la fragilidad de los sistemas dinámicos. Su trabajo no consiste en predecir la siguiente crisis, él es el ingeniero que calcula la fuerza de los pilares. No le preguntes por el cisne negro si no quieres que se enfade, su estrategia es justo la contraria: controlar el riesgo, nunca anticiparlo. Taleb no te dice por dónde vendrá el golpe (¡nadie lo sabe!), solo avisa que los fundamentos de la economía, en el exceso de deuda, no son sólidos. Tradicionalmente clasificábamos la resistencia de los cuerpos en dos categorías: frágil y robusto. Frágil si podía romperse y robusto si permanecía inalterable. El libanés añade una tercera categoría, la de antifrágil, para referirse a los elementos que se benefician del desorden. Los humanos, como producto de la evolución, somos resilientes al cambio. Introducimos stressors. Salimos fortalecidos en el caos.
El tiempo, el número de repeticiones, es elemento central en la teoría de lo incierto. La ergodicidad, que puedas seguir jugando indefinidamente, es un factor a tener en cuenta. En un juego a cara o cruz, después de 100 lanzamientos, el promedio será cercano a 50. El ruido se elimina, cuando la apuesta es pequeña y no existe riesgo de quiebra. En juegos no ergódicos, por el contrario, no está garantizado que mañana sigas jugando. Las primeras rondas de la ruleta rusa determinan tu suerte. La vida es también un juego no ergódico, con varianza extrema. Las decisiones iniciales condicionan el éxito o el fracaso. No existe convergencia porque 60 años no son tiempo suficiente. Sin posibilidad de recuperar, una mala racha te hunde en la miseria. Los errores de juventud son una losa demasiado pesada en un trayecto demasiado corto. La lección de Taleb es que si existe una pequeña posibilidad de arruinarte, tarde o temprano, te arruinarás. Quieres entonces eliminarla por completo. Quieres ser paranoico con los peligros catastróficos y quieres jugarlo agresivo con todo lo que no te mate. La gente suele hacerlo al revés: conduce por autopista mirando el móvil y luego ahorra para la jubilación con bonos firmados por Pedro Sánchez. Gestiona tus peligros pero no te flipes con el Excel. Quien descartó California por miedo a los incendios, muere en Arizona por la mordedura de una serpiente. No existe el riesgo 0.
Racionalidad perfecta
Los académicos no contemplan la existencia del cisne negro. El riesgo es para ellos una simple función matemática. El peligro no está en aquello que desconoces sino en aquello que desconoces que desconoces. Los cocodrilos en tierra firme no son una amenaza. Te mata el cocodrilo escondido en el estanque. La solución consiste en añadir un extra de seguridad, a ojos del agente racional, innecesario e ineficiente. El pánico al Covid, que experimentaste en marzo de 2020, te mantuvo encerrado en casa, cuando el político te animaba a salir de morado. Gracias a ese miedo puedes hoy contarlo. Sigue el principio de precaución, aunque el listillo de Sunstein lo califique de sesgo cognitivo. Que no sepas lo que esté ocurriendo no significa que no puedas prepararte. Los arrogantes directivos, que estudiaron en prestigiosas escuelas de negocio, generan los mayores desajustes, emitiendo deuda sin margen de seguridad, en un mundo con eventos de cola larga. Los MBA corrompen todo lo que optimizan, en quiebras empresariales que pagamos los ciudadanos. En el Mediterráneo sabemos que la eficiencia está sobrevalorada. Andar despacio, charlar con el vecino, perder una tarde. Acciones sin un porqué desde las que aprovechar la convexidad de la vida.
La opcionalidad consiste en dejarte el máximo número de opciones abiertas. Probar distintas industrias y no comprometerte temprano. Estrategia lógica cuando desconoces tu mejor alternativa. Que es prácticamente siempre. Decía Nacho Oliveras que trabajaras en mediocristán y te buscaras los hobbies en extremistán, en pequeños proyectos con upside ilimitado. En un mundo que no entiendes, todo lo que deseas es darte posición para atacar nuevas y desconocidas oportunidades. Blindar el búnker financiero, con ingresos recurrentes, y permitirte expediciones a latitudes australes. La clase media, atrapada en facturas a final de mes, queda fuera de la cacería. Tipos de interés al 0, el BCE te quiere esclavo. Ignora los cantos de sirena del crédito barato y, aunque contraintuitivo en tiempos de inflación, mantén un porcentaje de cash en el portfolio. El ahorro incrementa tu opcionalidad. No podrás comprar en la caída sin líquido en cuenta, ni podrás lanzar una startup pagando letras de Audi. El problema de la deuda no son los intereses por encima del rendimiento del capital. Tampoco el seguro de vida a precio de usura. Ni las mierdas materiales que termines comprando. El problema de la deuda es un coste de oportunidad. En las opciones inexploradas.
Joan Tubau — Kapital
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K6. Nacho Oliveras. El cisne negro.