El ladrillo nunca baja
Me declaro fan de la cartera del boomer. 300.000 en un piso en el centro, 5.000 en acciones del Santander y 1.000 euros en cuenta corriente. El ladrillo es el único mecanismo de ahorro que conoce. Amortiza la primera residencia y se pide hipoteca para el apartamento en la playa. Inversiones vieja escuela: no busca las rentas del alquiler sino simplemente adquirir más casas. La genialidad es que con esta estrategia de mierda ha generado mayor retorno que el 90% del Twitter financiero. Mientras tú lees balances en japonés, con 40 posiciones en rojo, el megachad inmobiliario te saca un 10% anual invirtiendo en encofrados. Él se mea en tu análisis deep value del retailer chino. Su lógica es simple: el ladrillo es mejor que el papel, lo tangible es mejor que los números cocinados. No es la suya una cartera antifrágil, sin liquidez ni margen de maniobra, pero el patrimonio no miente y este mundo moderno te mide por los resultados. El cabrón ha gestionado el timing de forma impecable. Prejubilado con la pensión máxima, los de 1960 son los últimos que cobran el retiro antes de que el sistema colapse. Yo solo siento admiración. Son auténticos genios de las finanzas.
Las burbujas son naturales. Buffett dice que la gente compra en el pico porque odia ver al vecino tonto sacando mayor retorno. Sin sufrimiento la lección no perdura y el hombre tropieza con la misma piedra en ciclos más cortos. La única diferencia con 2007 es que el Cayenne es hoy híbrido. Greta lleva 3 años sin ir al cole y tu coche verde, con electricidad de centrales térmicas, contamina lo mismo que un Talbot. ¿Estamos en burbuja inmobiliaria? Yo no opino porque nadie sabe nada. Después del crash, a toro pasado, la irracionalidad es evidente, pero no hablaremos de burbuja si la cosa no estalla. La subida actual podría explicarse por la escasez de oferta y no por una especulación descontrolada. Hechos, no palabras. No será tan mala inversión cuando todos los que venden su startup se lo gastan en un loft de Paseo de Gracia. Si se lo creyeran de verdad alquilarían en el mundo real y comprarían parcela en el metaverso. Los boomers acumulan patrimonio mientras los millennials coleccionan tokens imaginarios. Tú te ríes con un meme y el viejo te enseña su saldo en el banco. Queda la duda de si tuvieron suerte o, intuitivamente, sabían a lo que estaban jugando. Me jodería que tuvieran razón, pero esta es la historia de la humanidad, desde la desobediencia del Génesis. El joven soberbio que desprecia el consejo del padre. No soy propietario de mi piso pero tengo un NFT con un mono borracho.
Razones para comprar
El principal argumento es la escasez de terreno edificable. La regulación política es y seguirá siendo restrictiva. La ley limita el suelo porque estas son las preferencias de los ciudadanos, tanto en pueblos como en ciudades. Este es un país de propietarios y la gente no quiere nuevas urbanizaciones que devalúen el precio de su casa. Los mismos vecinos se quejan luego de que los hijos de 35 años no pueden independizarse. No existe una política de oferta y solo se construye vía sobres y amistades, de forma chapucera y desorganizada. Pujol Ferrusola se presentaba a los promotores como ‘dinamizador económico’ y te sacaba el permiso que emitía su padre. La corrupción está hoy más vigilada pero en la Costa Brava siguen destrozando el paisaje. El tiempo es circular y la izquierda putea a los pobres, construyendo en parques naturales y bloqueando proyectos en ciudades. Misma dinámica global, con los precios subiendo en Londres, París y Amsterdam. Los millonarios saudís compran en Chelsea porque el número de metrópolis es limitado. El único peligro es que Putin se caliente y le dé al botón rojo. El ladrillo es un buen activo en un contexto inflacionario, que mantiene su valor en el largo plazo, después de descontar reformas, seguros y tasas. Si sabes lo que haces puedes incluso ganarle al Nasdaq, en un mercado sensible a las pequeñas ventajas informativas. El arbitraje es real, si compras a buen precio o reduces los costes de reforma con un albañil de confianza. Sigue siendo, criterio personal, un vehículo complejo, con poca liquidez y dolores de cabeza. Mejor la opción de la SOCIMI, si no quieres que el inquilino te toque las pelotas con averías del termostato.
El segundo argumento es el crédito barato. Con la inflación al 10%, las hipotecas al 2% son un regalo. No quiero pasarme de listo pero creo que Gortázar no lo está calculando. No sería la primera vez que un banco no entiende un producto propio. Trabajé en Caixa Penedès en el verano de 2008. Al poco tiempo presentó suspensión de pagos. Recuerdo la orden de vender más hipotecas, el día después de la quiebra de Lehman. La cúpula premiaba con un viaje a la oficina que más créditos colocaba, independientemente de la solvencia del candidato. En medio de una burbuja, cuando todo el mundo se sube al carro, necesitas gestores profesionales, pero esos analfabetos financieros no conocían la diferencia entre un activo y un pasivo. Amigos del poder político, nunca les embargaron la mansión. «Dime la diferencia entre fraude y estupidez y haré que detengan a mi cuñado». Aparece el riesgo moral, incurrir en comportamientos arriesgados porque intuyes que serás rescatado. La excusa es el too big to fail. Yo digo que les dejemos caer y luego ya veremos qué pasa. Los accionistas del Popular, no los contribuyentes españoles, deben sufrir las consecuencias. Allí sigue Ana Botín, con el noble cometido de hundir la cotización de su banco. Ignora la crisis económica porque está ocupada abriendo Woke Cafés en Malasaña. Ana tiene el Twitter de una pija en año sabático. Solo le falta el 30 under 30 y la TED Talk con la X de falsa sobre la creatividad de los niños. Por la mañana denuncia la discriminación del mercado laboral (¡defensora de la meritocracia!), por la tarde se toma un vinito con Malala y por la noche te rescata una foca del Ártico. La Lady Di que merece España.
Razones para alquilar
La pirámide poblacional desincentiva la compra de ladrillo. Prefiero invertir mis ahorros en el S&P 500 y meter el resto en Ethereum. El problema de fondo es la España vacía. No bajaría el precio si, cuando la palmen los boomers, llegasen inmigrantes, pero este país está en decadencia y Estonia nos supera ya en PIB per capita. El precio de un activo inmobiliario está correlacionado con las perspectivas macroeconómicas y el único plan del gobierno, la Agenda 2030, consiste en dejarte morir de hambre. Te digo lo que pasará: cuando falte la pasta irán a por ti y no podrás escaparte con tu cartera de bienes inmuebles. Los políticos subirán patrimonio para descapitalizarte. Luego subirán sucesiones para que tus hijos se peleen por las migajas. Las herencias indivisibles levantan envidias entre hermanos. Nada de eso ocurre dejando el dinero a partes iguales. Si la destrucción de tu familia no fuera argumento suficiente, ya solo diré que el mantenimiento de una propiedad te esclaviza, arrebatándote el tiempo escaso. La segunda residencia es la locura máxima. ¿Por qué bloquear futuras vacaciones, con mil lugares que explorar y los pocos años que te quedan por delante? ¿Por qué visitar un mismo sitio hasta que termines odiándolo? Airbnb es una opción superior. Te permite viajar por los 200 países. Es más barato y no tienes que limpiarlo.
El ahorro compra la libertad y el alquiler refuerza la independencia. Mantén, en tiempos de incertidumbre, todas las opciones abiertas. La casa en propiedad encaja en una vida ordenada pero, en la confusión de mis 30, alquilar es la alternativa sensata. La flexibilidad es lo que se busca porque las buenas oportunidades no son frecuentes, puedes contarlas con los dedos de una mano. Tienes que estar preparado, para ir con todo cuando se presente. Mi plan consiste en esperar el momento preciso desde posición ‘que te jodan’. La clase media no podrá ni tan siquiera explorarla, con la agenda llena y 20 recibos pendientes. El alquiler es liberador. Si tu jefe es imbécil, dimites. Si tu pareja no te respeta, adiós muy buenas. Yo duermo tranquilo porque tengo esa variable bajo control. Cubro 6 meses de gasto y hago lo que me da la gana. El gran secreto de las finanzas es que el dinero es más útil cuando no te lo gastas. El ahorro ofrece una ventaja inesperada: te permite equivocarte. ¿Por qué nadie te lo contó antes? Los niños perfectos, con 0 euros en el banco y una hipoteca a 30 años, no pueden embarcarse en aventuras disparatadas, aquellas que dan el sentido en última instancia. El fragilista todo lo calcula, incluso las amistades, sin margen de maniobra, basta un tuit polémico para arruinar su prometedora y sofocante carrera. Vuela en primera clase y odia las turbulencias del viaje y comparte opiniones inofensivas y teniéndolo todo controlado se pierde las mejores oportunidades. La jaula de oro de las expectativas sociales. La antifragilidad es mi ritual sagrado. Yo invoco a la diosa Tiamat, gran serpiente babilónica. Yo no temo la oscuridad. Yo prevalezco en el caos.
Joan Tubau — Kapital
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